domingo, 21 de julio de 2013

Bueno, pues he cumplido otro objetivo. A pesar de haber sido advertida del coñazo que era este libro y de lo pesado que era, he conseguido terminarme Festín de cuervos, el cuarto libro de la saga Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. Sí, sé que antes de hablar de este libro debería reseñar las anteriores obras, pero ando metida en varios proyectos y no tengo tiempo para sacar más partido de este blog tanto como quisiera. 

Portada y contraportada de Festín de cuervos

En fin, a lo que iba. Festín de cuervos es una lectura un tanto pesada, es verdad. La historia avanza a pasos realmente lentos, tanto que parece que el tiempo no pasa en absoluto. En otros libros tienes la sensación de que, entre un capítulo y otro, han transcurrido varios días y se notaba. Sin embargo, en este, que hasta pasan meses entre las distintas apariciones de los personajes, se hace muy pesado. No es que esté mal, no. Es que creo que se da muchas vueltas al mismo asunto, aunque creo que todo transcurre por un motivo y es que, mientras estás metido en esas escenas tan aburridas y lentas, no te esperas los grandes bombazos que tiene este libro, y no son pocos. 

Conforme he ido leyendo las páginas, he desarrollado un sentimiento de amor y odio por George R. R. Martin. En más de una ocasión he querido dejar de leer, me he enfadado, he reído, he gritado “zas en toda la boca” y en otras muchas me he quedado con la mandíbula descolocada. ¿Y por qué? Bueno, digamos que… aparecen ciertos personajes que no te esperas. 

¿De qué va el libro? 
Pues como todos los libros de Canción de hielo y fuego, la historia de Festín de cuervos se divide en varias historias, donde los protagonistas y los entornos son muy dispares. Todos los personajes tienen algo importante que contar, a todos les pasa algo inesperado. En realidad, según las notas del propio autor, Festín de cuervos y Danza de dragones son un mismo libro, aunque decidió separarlos de la siguiente manera: Festín de cuervos relata todo lo que acontece en las zonas situadas al sur del Muro, como Desembarco del Rey, Dorne, Los Gemelos, Los Susurros…; mientras que Danza de Dragones se centrará en el resto de lugares que apenas se menciona en el libro que estoy reseñando ahora: El Muro y, prácticamente, toda la zona situada al otro lado del Mar Angosto

Poco puedo decir del argumento sin hacer spoilers muy gordos, sobre todo para aquellos que no leen los libros, sino que siguen la serie. El invierno se aproxima y se preparan para el que puede ser el invierno más duro de todos los tiempos. No solo por el frío que puede hacer y que las pocas cosechas que no han sido saqueadas se pudren lentamente bajo las hojas de los árboles del otoño, sino porque las guerras son cada vez más violentas y están llegando a todos los confines de Poniente. En este momento de confusión y traiciones ninguno se puede fiar ni de su propia sombra. Nada es lo que parece, pues todos llevan puesta una máscara que oculta la verdad de sus actos, así como sus motivos. 

De verdad que no hay nada que desee más que profundizar en el tema y contar qué hacen cada personaje y qué les ocurre, pero eso sería destripar del todo el libro. 

¿Y ese autor quién es? 
George R. R. Martin es el escritor de Canción de hielo y fuego. Aunque ha escrito otros muchos libros (precuelas de la colección ya mencionada y otros relatos cortos), ganó popularidad con Juego de Tronos, la primera obra de la saga. Muchos ya habían leído sus trabajos, pero se hizo mundialmente famoso cuando en 2011 se emitió por primera vez la serie Juego de Tronos

Pero si pronto va a salir la cuarta temporada. ¿Por qué debería leerlo? 
Bueno, como muy pronto llegará el año que viene, o incluso tardará más. Hay que tener en cuenta de que el guionista principal de Juego de Tronos es el propio George R. R. Martin y aún tiene que terminar los libros pendientes. Hay mucho trabajo que hacer en muy poco tiempo, ya que no somos pocos los que deseamos o ver la continuación de la serie (bien porque nos pique la curiosidad por saber qué pasará o porque ya sabemos qué pasará y queremos ver cómo lo plasman, que es mi caso concreto) y tampoco somos pocos los que suplicaríamos al escritor que se ponga en serio con la saga Canción de hielo y fuego si tuviéramos la oportunidad de encontrarnos cara a cara con él. 

Personalmente, me gusta leer los libros porque no sólo se centran en la historia que se relata casi a la perfección en Juego de Tronos, sino que hacen una vista atrás en el pasado, permitiendo entender por qué cada personaje hace lo que hace y por qué actúa de esa manera, así como los temores que tienen. Este tipo de detalles no se plasman en Juego de Tronos, por lo que, si no se lee esas cuatro o cinco líneas que explican esos motivos no se aprecia en toda su totalidad. De todas maneras una cosa es cierta: me está gustando mucho el rumbo que está tomando Juego de Tronos. Hay escenas y momentos históricos que se confunden y entremezclan en los libros. Sin embargo, en la serie se consigue plasmar mejor lo que Martin quería decir. Además, si bien es cierto que en la serie no se aprecia del todo el pasado de Poniente, también hay que admitir que, cuando Martin describe varias historias que transcurren en distinto tiempo (como, por ejemplo, con una diferencia de meses o incluso años), en el libro puede dar origen a confusión mientras que en la serie se mezcla todo a la perfección. 

En este aspecto, me voy a centrar en Jaime y en la primera mitad del libro. La función de Jaime, al principio del libro hasta casi al final, se limita casi exclusivamente a recordar cosas de su pasado y de lo que ha leído o aprendido en sus clases de historia. Se limita a estar ahí, observando y viajando al pasado. ¿Y por qué? Bueno, creo que es principalmente porque el “experto en historia” no está presente y porque está sufriendo una serie de cambios en su personalidad por algo que ha pasado y que descubre gracias a los rumores y a sus contactos. Se recuerda la profecía, algo que no se mencionaba desde la aparición de la estrella roja en Choque de reyes

Sin embargo, ya que la intención de Martin es tratar los dos libros como si fuera uno solo, creo que lo mejor para el lector de esta entrada será ver la serie, ya que la tratarán mejor, omitirán muchas escenas lentas, cientos de páginas que solo sirven, como diría un amigo, “para limpiarse el culo en un momento de apretón”. Lo más gordo pasa a partir del 70-75% del libro más o menos, donde las escenas retoman una agilidad perfecta mezclada con momentos inesperados y otros un tanto esperados. 

¿Me lo recomiendas? 
Es una pregunta muy complicada. Si te gusta leer y no te importa tener que meterte de lleno en un libro de historia, porque es prácticamente eso, salvo alguno que otro capítulo en el que no pasa absolutamente nada, pues entonces adelante. Si te pica la curiosidad por saber qué repercusiones ha tenido “Las lluvias de Castamere” es tu libro. Ahora bien, que sepas que el libro es pesado no, lo siguiente. Tuve que parar durante unas semanas porque se me estaba haciendo eterno, principalmente porque hay capítulos en los que no pasa nada. Por ejemplo con Brienne. De los 5 capítulos que tiene, 4 no hace absolutamente nada. Solo cabalgar entre pueblos medio abandonados. Samwell también emprende un viaje y sólo en los dos últimos consigue hacer algo interesante. Así que, si decides leerlo, ten paciencia. 

Si la serie sigue a este ritmo, creo que la adaptación de Festín de cuervos va a ser mucho menos pesada y más interesante que el libro porque habrá muchas escenas que omitirán. Además, leí hace poco que mezclará este libro con Danza de dragones, por lo que es muy posible que quede hasta bien y todo. Me gustaría ver cómo se las arreglan para plasmar los momentos gordos del libro. Pero para eso aún queda mucho.
Categories: ,

0 comentarios :