lunes, 5 de mayo de 2014

Grabado de Cosette
Después de tantos años por fin ha llegado el día. Hoy puedo decir con total satisfacción que he terminado de leer Los miserables, de Víctor Hugo. Al tratarse de un clásico de entre los clásicos, ya conocía de su existencia desde hacía ya bastante tiempo. Sin embargo, no he tenido ocasión de leerlo hasta hace unos días, cuando buscando entre mis libros me topé con mi copia de Los miserables. Y fue entonces cuando me dije: “Venga, vamos a ello”. Aunque es un clásico, en mis colegios no fue considerada lectura obligatoria, una verdadera lástima, la verdad.
Decir que tengo mucha lectura pendiente, que he dejado a medias otros cuatro libros (Danza de dragones, la quinta entrega de Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin; El color de la magia, de Terry Pratchett; Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas; y Las dos torres, segunda entrega de El señor de los anillos de Tolkien). En breves retomaré esas lecturas, pues son cuatro libros que me están pareciendo muy interesantes (aunque El color de la magia es bastante raro, se nota que fue el primer libro de la saga Mundodisco).
¿Qué puedo contar de Los miserables? Que se ha colocado en uno de los puestos de mi ranking particular de libros favoritos, por encima de La vuelta al mundo en 80 días, aunque dudo que haya alguno que supere a la Odisea de Homero, pues es el libro que más veces he leído desde que tenía 14 años (entre una y dos veces al año). Los miserables es una joya, una obra maestra, que cautiva y engancha desde la primera palabra hasta el final, donde se muestra la injusticia de la vida, enseña a disfrutar de esos pequeños y buenos momentos que la vida nos da, que sin luchar no se consigue nada y que los esfuerzos siempre darán sus frutos.
Los miserables es una novela publicada en 1862 por el escritor Víctor Hugo, donde se debaten el bien y el mal, la ética y la justicia, la política y la religión. No sólo critica la guerra, sino que defiende a esos pobres oprimidos que son siempre los que sufren las consecuencias de las batallas bélicas, a los que él mismo llama los miserables. Los miserables que se humillan por un mendrugo negro de pan porque no tienen otra cosa que llevarse a la boca, los que ocultan secretos, los que roban, los niños que sufren en silencio por miedo a esa vara que les azota.
En esta novela ambientada en la época de la Revolución Francesa, conocemos a uno de los dos protagonistas, el expresidiario Jean Valjean, que cumplió injustamente una condena de 19 años por robar pan para dar de comer a su familia. Al salir de prisión, se convierte en un perseguido por la ley, por lo que tiene que huir del policía Javert. Jean, al principio, es un hombre sombrío, lúgubre, con sed de venganza, pero su actitud cambia por completo cuando conoce a un obispo, al obispo Bienvenido, y se convierte en una persona honrada y dispuesta a ayudar a todo el mundo. Acabó haciéndose pasar por el señor Magdalena, se hizo dueño de una fábrica de abalorios y, más adelante, alcalde. Ahí fue cuando conoció a Fantine, una pobre mujer, madre soltera, que se desvivía por su hija hasta tal punto que tuvo que vender su cuerpo, sus dientes y su pelo para dar comida a su pequeña Cosette.
Jean, al enterarse de esta situación, decide cuidar personalmente a Cosette y es en ese preciso instante cuando las vidas de estos dos protagonistas cambian por completo.
Aunque no había leído la novela sí había visto el musical protagonizado por Hugh Jackman. Y ahora que lo pienso, no es que sea muy mala, pero omiten bastantes cosas y muchas escenas no son tan duras como las descritas en el libro. Eso sí, las canciones son preciosas y Javert es así de pesado en el libro. Pensé que habían exagerado, pero no. Javert es MUY pesado. Siempre está diciendo su nombre. “My name is Javeeert! Don’t forget my name!!” Como si pudiéramos olvidarlo…
En fin, ya para concluir, si no habéis tenido la oportunidad de leer Los miserables, os ordeno que lo hagáis. Ya ni lo pido, ni os lo ruego. Os obligo. Porque es maravilloso.
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